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miércoles, 4 de enero de 2012

Carta de un médico funcionario harto. "Soy lo peor de lo peor"

Me presento: Soy médico (perdón)

Sí lo siento, me arrepiento, soy médico y por ello tengo que pedir perdón.

Pido perdón no sólo por ser médico, mi delito es aún más grave, soy médico y ¡¡funcionario!!, soy lo peor de lo peor.

Mi problema es que he estado equivocado durante mucho tiempo: Tuve que sacar buena nota en selectividad, estudiar una carrera dura, aprobar una oposición para acceder a la especialidad, completar mi formación como especialista sirviendo como mano de obra barata, y finalmente (de momento) preparar otra oposición y aprobarla para acceder a una plaza fija en la sanidad pública. Yo a esto lo he llamado durante mucho tiempo "esfuerzo", "sacrificio"..., palabras malsonantes, con connotaciones negativas hoy en día. Afortunadamente nuestros próceres y medios de comunicación ya se han encargado de sacarme del error, no es "esfuerzo", no es "sacrificio", de lo que estoy hablando es de "privilegio".

Ahora soy mucho más feliz, ¡soy un privilegiado!, pero me han dicho que pida perdón por ello, que la gente está muy susceptible con eso de que todos los meses me levante (como el que no quiere la cosa) 1153 euracos de sueldo base. Que ya quisieran muchos tener una plaza fija y que soy un afortunado.

La verdad eso de ser un "afortunado" sí que me fastidia un poco, porque hace entrever que la suerte ha tenido algo que ver en mi carrera, a mí me gusta más lo de "privilegiado". Sobre todo mis ojos hacen chiribitas de placer cuando me lo dice un ministr@ de sanidad (ponga el lector la cara ó el nombre) cuyo principal mérito ha sido escalar posiciones en un partido político, pero claro, es que eso del esfuerzo está tan demodé como la propia palabra demodé.

Yo soy buen chico y obediente, y si mis jefes y los medios de comunicación me dicen que soy un privilegiado y que tengo que pedir perdón por serlo, pues yo voy y lo pido. Y que si tengo que hacer un esfuerzo porque soy un privilegiado, pues venga que por mí no quede, que me bajen el sueldo. Y ya puestos, que si puedo trabajar dos horas más a la semana, que al fin y al cabo ¿que son dos horas cuando hay tanta gente en paro?, pues venga que vengan horas.

Lo único que me fastidia (un poco) de lo de ser un privilegiado es que ya me han dicho en el sindicato que ellos no defienden a privilegiados, pero bueno, antes de serlo tampoco hacían mucho por mí, así que tampoco los echaré de menos.

Pido perdón, pero no por ello me rindo. Estoy enamorado de mi trabajo y en ocasiones hay resquicios de luz que sirven para mantener la llama durante tiempo. Hace poco leí en un blog experiencias de médicos con pacientes (no clientes), que les habían emocionado. Todos tenemos alguna de ese tipo y es lo que hace grande a nuestra profesión, yo compartiré con vosotros una de las mías:

Hace ya unos añitos trabajaba en una Unidad de Reanimación de Cirugía Cardiaca, tuve ingresado a un paciente durante meses, la primera semana completa con una asistencia biventricular. El paciente pasó por varios episodios de shock cardiogénico, SDRA, shock séptico, etc. Cuando por fin pudo irse de alta me dio su tarjeta de visita, por detrás con letra temblorosa solo había escrita una frase:

"Gracias por hacer posible la Navidad"

Todavía la guardo en mi cartera y la miro frecuentemente en los momentos en los que me encuentro desolado.

Gracias a ti Alberto.

Miguel Borra, presidente de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-F), asegura a El Confidencial que se siente totalmente identificado con las palabras de este médico y afirma que los funcionarios españoles “se sienten maltratados”. “No hay privilegios en nuestras profesiones porque todo el mundo puede acceder con trabajo a una plaza pública”, dice.

Borra comenta que "ya han realizado muchos esfuerzos desde 2010, y los que están por venir". Se refiere a que sus pagas extras han quedado “reducidas a la mínima expresión”, a que sus salarios, que se han visto reducidos y congelados, “no eran una maravilla” antes de la crisis y pone como ejemplo que desde que se han realizado recortes en sus nóminas “hay profesionales que han perdido hasta un 20 por ciento de poder adquisitivo”.

El colectivo de trabajadores públicos cree “no se sienten respaldados por la Administración”. Borra explica que “parece que tienen que demostrar que han actuado bien”. Pone como ejemplo algunas agresiones e insultos recibidos por parte de algunos ciudadanos, que les han perdido el respeto.

Los funcionarios son un blanco fácil donde poner la mirada

La cuestión es que esta situación no hace más que “frustrar” las carreras vocacionales. Se está creando una imagen negativa de los funcionarios y, según Miguel Borra, “hay colectivos interesados en que se conviertan en una cortina de humo para la recesión”.

“El déficit público son empresas públicas, televisiones autonómicas…” que no ofrecen servicios básicos y generan un gran déficit, pero “los funcionarios son un blanco fácil donde poner la mirada”, considera el presidente de CSI-F.

Borra pone como ejemplo que “cuando los albañiles antes de la crisis cobraban más que un profesor, no se fijaban en nosotros, pero ahora que no hay trabajo sí. Se nos quiere criminalizar, es como si echamos la culpa de la crisis al cajero de la ventanilla de un banco…”


Cuando se ponen a trabajar lo hacen lo mejor que pueden y olvidan los problemas


Las consecuencias de estos recortes no se han notado de momento con gran intensidad, pero desde CSI-F aseguran que “repercutirá en la calidad de los servicios públicos. Se notará en la educación porque hay colegios con alumnos de distintas nacionalidades que necesitan una atención especial y que si no cuentan con profesores para desdoblar clases, repercutirá en la educación de los menores. Si un hospital tiene que cerrar quirófanos por las tardes, habrá menos operaciones, y si hay menos funcionarios de Justicia, ésta irá más lenta”.

Lo que sí afirma es que “su trabajo está en empresas intensivas en capital humano y no los van a convertir en máquinas aunque quieran”. “Hay muchos funcionarios públicos que van a su puesto laboral sin ganas, pero cuando se ponen a trabajar lo hacen lo mejor que pueden y se olvidan de todos los problemas que les rodean”.

“Los gobiernos cambiarán, pero los funcionarios siempre estarán ahí y porque te bajen el sueldo no vas a dejar de cumplir”, concluye Miguel Borra.

F.AQUÍ

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