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lunes, 23 de julio de 2012

Una droga llamada ASMR


No son vídeos en los que se explica cómo construir un explosivo o cómo burlar un control de seguridad, ni cómo eludir los golpes de la policía en una manifestación controlada por antidisturbios… Son vídeos que carecen absolutamente de toda ideología, mensaje o segundas intenciones, y su pureza es lo que los hace hipnóticos. Los vídeos ASMR son absolutamente predecibles, carecen de cualquier elemento narrativo, intencionalidad, doble sentido, morbo sexual o moraleja. Y, sin embargo,enganchan de manera peligrosa.
Se puede entrar todos los días en sitios como Reddit (subtitulado masajes para la mente) y ver un par de vídeos antes de dormir, y tener sueños más placenteros. Existen listas de sensaciones físicas que se pueden llegar a experimentar viendo estas piezas, y se puede alcanzar una especie de climax que ellos llaman ‘braingasm’ u orgasmo mental.
La definición de ASMR que ofrece Reddit es: “una sensación física que se caracteriza por un hormigueo agradable que, por lo general, comienza en la cabeza y el cuero cabelludo y, a menudo, se mueve hacia abajo a través de la columna vertebral y las extremidades”. En realidad, la sinestesia o confusión sensorial (oler un sonido, tocar un color, etc.) es la que subyace en estas experiencias.
Cuanto más redundantes y anodinas son las imágenes, más placentera resulta la contemplación de un vídeo ASMR. El carácter átono del fenómeno comienza por su nombre, deliberadamente alejado de cualquier etiqueta ”cool’. ASMR son las siglas de Auto-Sensory Meridian Response. Suena como la descripción de una revista médica, y no se sabe quién acuñó el término, pero sirve para acotar la comunidad de personas atrapadas por este fenómeno. El asmr-research.org intenta explicar el fenómeno y alejarlo de la patología clínica, pues la comundad ASMR se irrita ante la incomprensión de los demás.
Otra característica de casi todos ellos es que cuando quienes los ‘protagonizan’ se dirigen al espectador lo hacen susurrando. Se crea una atmósfera de intimidad de indudable efecto, donde el sonido juega un papel fundamental, sembrado de “clics”, “plops”, chisporroteos sutiles, sonidos orgánicos y confortantes, como el que se produce al masticar un chicle… Lo que es impresionante es que un vídeo así puede durar media hora.
Los vídeos ASMR caen en un incómodo lugar que, desde cierta óptica, bien podría considerarse territorio del video arte, aunque, de alguna manera, suponen una actualización del clásico ‘momento lavadora’: todos nos hemos quedado alguna vez embobados viendo cómo gira el tambor de la ropa.
En el vídeo Eating cherries, una chica muy mona que se identifica como Percussive Thoughts se pasa veinte minutos mirando a cámara y susurrando por qué le gustan las cerezas, mientras se zampa tranquilamente una docena. Esto nos recuerda de manera inevitable a Andy Warhol comiendo su famosa hamburguesa, en lo que quizá sea el verdadero precursor del ASMR.
Debo confesar que para preparar este artículo he buceado en muchas webs con vídeos ASMR y he perdido mucho más tiempo del previsto porque me enganchaban, y ciertamente produce una cierta sensación embarazosa llevar quince minutos viendo cómo una ama de casa dobla con parsimonia unas toallas.
También he presenciado cómo se prepara el aguacate, pero sin sonido; una visita al oculista, alguien envolviendo un regalo, un primer plano de una mujer maquillandose, unos dedos tamborileando sobre el mantel de una mesa… o unas manos que desembalan con parsimonia un gadget recién adquirido, deteniéndose en los detalles, en cada pequeño plástico o etiqueta, y susurrando cosas casi inaudibles.
Rhodri Marsden, que ha descubierto el fenómeno hace poco, afirma sin tapujos que “es mucho más fácil dar explicaciones si alguien te sorprende viendo vídeos porno que si te pillan viendo vídeos ASMR”.
Emma, que firma como Lush Whispers, apunta una explicación: “puede ser que nos conecte con recuerdos de la infancia, cuando mamá preparaba un postre, o nos llevaba al oftalmólogo, o cuando el maestro de la escuela infantil nos explicaba cómo atarnos los zapatos. Se trata, en el fondo, de recuperar esa paz perdida.”
Resulta muy bizarra la idea de millones de personas viendo material produndamente soporífero, donde apenas sucede nada en particular, o donde la gente susurra cosas irrelevantes durante horas. Probablemente la mejor herramienta para introducirse en este fascinante (a su pesar) mundo esquinado sea el canal de Youtube que indexa todos los contenidos ASMR.
Y ahora, si me disculpan, voy a observar durante una hora la llama de una vela con auriculares para disfrutar de todos los matices…

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