viernes, 2 de septiembre de 2011
Las 25 reglas de la desinformación (manual político para ocultar la verdad)
Bienvenidos a la Era de la Desinformación... Una serie de reglas que siguen los políticos o las agencias de inteligencia para subvertir la opinión pública y ocultar la verdad
En la medida en que Internet y demás medios aumentan el acceso a la información, las técnicas de manipulación de la opinión pública y ocultamiento de la verdad se van modificando. Estamos en la Era de la Desinformación, donde las prácticas maquiavélicas operan más a través de la inundación, la saturación y la tergiversación que del mero encubrimiento de información.
A continuación les presentamos una traducción de las 25 Reglas de Desinformación del desinformador H. Michael Sweeney. Estas reglas pueden usarse tanto para manipular a los demás como para descubrir la manipulación de la que somos objeto. Como todas las cosas, este manual está vacío, es decir, no es bueno ni malo, es solamente potencia y puede ser lo que quieras.
Actualmente en Internet existen varias técnicas como crear perfiles falsos en redes sociales, inventar expertos en temas científicos, generar sitios de conspiración (y autogenerar teorías de la conspiración), sembrar comentarios en los sitios de noticias o sembrar rumores en las redes sociales para que se viralizen de manera supuestamente orgánica. Si bien estas 25 reglas de desinformación se encuentran redactadas como un manual a seguir para un siniestro político, se pueden aplicar para el establecimiento de una agenda política o para influir en la opinión pública según una estrategia velada.
1. No obstante lo que sepas, no lo discutas, especialmente si eres una figura pública o un conductor de noticias, etc. Si no se reporta, no sucedió, y así no tienes que lidiar con los posibles problemas (esto es: en nuestra era sólo lo que sucede en los medios es real, lo demás es como una manzana que cae en un bosque vacío).
2. Conviértete en incrédulo e indignado. Evita discutir temas importantes y enfócate en temas periféricos que pueden ser usados para criticar a otro grupo considerado como “sagrado” por algún sector de la población.
3. Evita discutir temas inconvenientes describiendo toda acusación, independientemente de dónde venga, como meros rumores y especulaciones. Si puedes asocia las acusaciones con rumores de “Internet” y dí que se trata sólo de “teorías de la conspiración”.
4. Utiliza la técnica de “la falacia del espantapájaros”. Encuentra un argumento en tu oponente que puedes fácilmente rebatir para hacerte ver bien a su costa. Inventa un tema que en consideración de tu oponente pueda ser fácilmente argumentado en su contra (sin poder probarse) o explota las debilidades de tu oponente llevando la discusión a sus puntos más endebles. Amplifica su importancia de tal forma que las acusaciones que se te hacen parezcan refutarse y los temas de fondo no lleguen a discutirse.
5. Distrae a tus oponentes etiquetándolos y ridiculizándolos con títulos como “conservadores”, “radicales”, “terroristas”, “conspiranoicos”, “racistas”, “fanáticos”, “liberales” “pervertidos sexuales”, “ateos”, “fundamentalistas”, “homofóbicos”, etc.
6. Pega y corre. En cualquier foro público haz un ataque a tu oponente (puede ser una persona o un tema) o a su posición en cierto asunto de forma que puedas retirarte sin que el oponente pueda contestar la acusación. Esto puede hacerse en programas de televisión antes de un corte o en Internet ignorando los comentarios (o editando) de los usuarios y de tu oponente.
7. Cuestiona motivos. Tergiversa o amplifica todo hecho que pueda sugerir que tu oponente opera bajo una agenda personal oculta.
8. Invoca autoridad. Conserva tu autoridad o allégate algún tipo de autoridad o experto para presentar tu argumento con suficientes tecnicismos y jerga minuciosa para ilustrar que eres “alguien que sabe”. (Esto es lo que en México se conoce como “un choro mareador”).
9. En casos extremos: hazte el tonto. No obstante la evidencia o la lógica de un argumento, evita discutir ciertos temas deslegitimándolos, invalidando toda discusión.
10. Asocia a tus oponentes con noticias viejas o acusaciones pasadas. Esto es especialmente útil antes de una discusión o un evento en el que podrías ser cuestionado. Haz que tu equipo prepare una acusación y fíltrala a los medios poco antes.
11. Haz falsas confesiones. Confiesa un mal menor de manera candorosa para ganarte la simpatía de los demás como alguien que se responsabiliza de sus actos. Esto sirve como un distractor de los verdaderos temas que quieres evitar. (Un ejemplo de esto a gran escala podría ser WikiLeaks, donde es posible que el mismo sistema corrupto que WikiLeaks expone haga una especie de confesión de sus “pecados menores” haciendo creer a las personas que lo que se filtra son todos sus pecados o conductas corruptas y no hay nada más grave, descalificando, por ejemplo, los ataques del 9/11).
12. Los enigmas no tienen soluciones. Llena de giros, contradicciones y detalles complejos una situación para que parezca demasiado difícil de resolver. Esto hará que la verdad se pierda entre el arsenal de desinformación o que el público pierda interés.
13. Utiliza regresiones y digresiones para evitar llegar al punto de un tema que te es inconveniente.
14. Exige soluciones completas. Evita los asuntos nodales requiriendo que tus oponentes solucione el crimen (o el asunto en cuestión) completamente. Argumenta que antes de solucionarse este asunto (el cual es demasiado complejo) todo lo que se discuta son suposiciones.
15. Llega a conclusiones alternas moldeando los hechos. Esto requiere cierta creatividad y es básicamente una forma de alterar las piezas de un rompecabezas para que formen la figura que necesitas.
16. Desaparece la evidencia o los testigos. Esta es una de las técnicas más usadas por la élite más poderosa: cuando detectan que alguien está por hablar o cobrar importancia (y tiene un discurso inconveniente) simplemente se desaparece (por ejemplo, en el caso de John F. Kennedy).
17. Utiliza comparsas o colegas a través de los cuales puedas cambiar el tema (estos sujetos pueden o no saber que son parte de esta estratagema). Esta es una variación de la típica técnica del chivo expiatorio, sólo que prefabricada.
18. Emocionaliza y antagoniza. Si estás por ser atacado lleva la discusión a temas emocionales o antagónicos que cautiven la atención de los demás. De igual forma toca puntos sensibles en tus oponentes que puedan generar respuestas emocionales que los haga perder el control. Esto también puede ser usado para distraer argumentando que tus oponentes son ”demasiado sensibles a la crítica”.
19. Pide pruebas imposibles. Lleva la discusión hacia el requerimiento de pruebas como exigencia para seguir discutiendo un tema y pide pruebas que son demasiado difíciles de obtener pero que tienen una cuota de relevancia sobre el tema que se discute.
20. Evidencia falsa. Introduce nueva información o pistas diseñadas para entrar en conflicto con lo que presenta tu oponente. Esto es útil para neutralizar temas sensibles e impedir su resolución.
21. Llama a una investigación legal o de algún cuerpo de poder que pueda investigar los hechos. Seguramente al ser parte del sistema podrás influenciar lo que se dice en el caso y lo que se filtra a los medios, así como obtener una resolución benéfica. Esto te dará mayor legitimidad. Esto puede usarse también como un movimiento ofensivo al llevar a alguien inocente a un proceso judicial (este persona puede ser un enemigo o simplemente alguien mediático que acapare la atención del público).
22. Elabora una nueva verdad. Crea tu propio panel de expertos, autores, líderes etc., o coopta a los existentes para forjar a través de una investigación científica o académica una nueva versión de los hechos o un tema que pueda distraer a la opinión pública. Esto te permitirá, si es que llegas al punto de tener que discutir el tema que quieres evitar, conseguir autoridad.
23. Crea eventos de distracción masiva. Similar a los anteriores —sólo que explícitamente—, crear historias en las noticias que acaparen la atención pública como una novela de suspenso es una de las tácticas de desinformación más usadas (por ejemplo: El Chupacabras, los mineros chilenos, etc.).
24. Silencia a tus críticos. Utiliza tu poder para sobornar o chantajear a las personas que tienen información negativa sobre ti o que se interponen en tu camino. (Esto es también una práctica común de las empresas en el caso de la competencia para bloquear innovación científica que va en contra de sus intréses económicos).
25. Desaparece. En caso de que las cosas se pongan demasiado calientes en la cocina, simplemente date a la fuga. Tus conexiones te mantendrán escudado y podrás vivir en un paraíso fiscal, gastándote el dinero del erario tranquilamente. Y, ¿quién sabe? Tal vez en unos años, con la memoria de corto plazo de la sociedad y tu capacidad de ingeniería de la opinión pública, puedas regresar como si nada hubiera ocurrido.
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