Translate

viernes, 16 de agosto de 2013

El caso extraterrestre del barrio Sagrada Familia, Brasil de 1963


Considerado un clásico brasileño, este caso ocurrió el 28 de agosto de 1963, en el barrio Sagrada Familia, en Belo Horizonte, Minas Gerais (Brasil), y fue investigado por el grupo ufológico brasileño CICOANI.


Los chicos Fernando, Ronaldo y José Marcos Gomes Vidal salieron al traspatio después de la cena, con el propósito específico de lavar el colador de café en un depósito de agua (previamente un barril metálico de gasolina), al lado de la cisterna. José, el menor de ellos, con siete años en ese entonces, se dirigió rápido al depósito de agua donde agachó completamente su cabeza y los brazos dentro del barril para recoger el agua con una botella que tenía en la mano.

Luego detrás de él venía Ronaldo que de repente notó un extraño "resplandor" en el traspatio. Al mirar hacia arriba para ver qué podría estar causando esa claridad inusual, se encontró con un objeto esférico. El objeto estaba iluminado internamente y sus paredes eran transparentes. El objeto estaba estacionario y flotaba sobre un árbol de aguacate. Su distancia a los chicos eran unos ocho metros. Su tamaño fue estimado en torno de tres metros y medio de diámetro. En la parte superior del ovni había una especie de antena con dos ramas dobladas en forma de V. Cada una tenía una bolita en su punta superior. En el medio había otro tipo de antena vertical más pequeña.


Debido a su transparencia, se hicieron visibles cuatro seres que eran absolutamente iguales a nosotros, excluyendo un detalle curioso: en lugar de dos ojos, ellos tenían un solo ojo en medio de la frente, como un cíclope. Al menos uno de ellos era mujer, porque a diferencia a los otros tres que no tenían pelo, esta alienígena tenía el cabello rubio bien peinado hacia atrás. Todos estaban sentados en taburetes que tenían una sola pata. Los asientos estaban dispuestos de un modo para que uno estuviera al frente, dos en el medio y uno detrás. Al frente del asiento delantero había una consola que parecía ser el panel de control de la nave.


A los pocos segundos, después de la observación de Ronaldo, el objeto lanzó hacia abajo dos haces de luz amarilla, formando dos columnas de luz. Entonces entre estos dos haces de luz descendió uno de los alienígenas, flotando lentamente hacia abajo. La criatura comenzó a caminar hacia la cisterna donde el niño José permanecía con la cabeza metida dentro del barril recogiendo el agua. Al parecer, José no estaba al tanto de lo que sucedía. Cuando la criatura estaba a una distancia de unos dos metros de José, él extendió su brazo dejando claro que sus intenciones eran al menos tocarlo. Pero Fernando se desesperó e interpretó eso como una agresión o que se iba a llevar a José.


Sin hesitar, Fernando corrió y saltó sobre el niño José, tumbándolo al suelo y se colocó antes de ese extraño ser. Al instante, el alienígena se retiró y le hizo una serie de gestos a Fernando con las manos, que fueron acompañados por los movimientos de su cabeza. La criatura comenzó a hablar varias palabras completamente ininteligibles. Después, el alienígena se sentó en el borde de la cisterna frente al ovni, que permanecía flotando a baja altura. Como este ser de un solo ojo le había dado la espalda a Fernando, él agarró un ladrillo del suelo y llegó a levantar el brazo para lanzárselo a la criatura. Pero, de inmediato, el alienígena se levantó y se dirigió hacia Fernando. Un rayo de luz amarilla salió disparado de un pequeño rectángulo que estaba en el pecho de la ropa del ser y se proyectó bien en la mano que Fernando sostenía el ladrillo. El ladrillo cayó al suelo e, inexplicablemente, los tres chicos estaban tranquilos y totalmente calmados en vez de correr y gritar por ayuda.


Y el alienígena permaneció allí, frente a los tres chicos, hablando sin cesar en un idioma totalmente incomprensible. Y fue en este momento que los chicos pudieron observar bien a la criatura. El ser tenía más de dos metros de altura y tenía un solo ojo grande en el medio de la frente. Su ojo era oscuro, sin esclerótica y colocado sobre la base de la nariz. Existía la posibilidad de que se trataba de la pupila, porque destacaba por ser más oscura. Sobre el ojo había una mancha que parecía ser la ceja. Su cara era totalmente roja. Era posible ver algunos dientes mientras el alienígena abría la boca para hablar. Llevaba una especie de escafandra y tenía la cabeza envuelta en un casco redondo y transparente, a través del cual su rostro era claramente visible. La ropa que el alienígena estaba usando era de color marrón hasta la cintura, blanca hasta las rodillas y después negro (como si fuera una especie de bota). Su vestidura parecía estar hecha de cuero o algo similar y tenía varias "arrugas" en las partes correspondientes a los miembros y al pecho. Aun así, los chicos describieron que había una caja pegada en la espalda de color "cobre".


Un poco más tarde, el alienígena hizo un gesto levantando la mano lentamente y señaló a la luna, como si estuviera indicando que estaba a punto de hacer un viaje a nuestro satélite natural. Poco después el alienígena caminó hacia el ovni. Cuando José Marcos vio que él se alejaba, le preguntó, "¿Volverá usted?" Sorprendentemente, el alienígena dio la vuelta e hizo un gesto moviendo la cabeza de arriba abajo, como afirmando lo que el chico le había preguntado. Luego enseguida, dio la vuelta otra vez y prosiguió caminando hacia el ovni. Pero antes de llegar a la nave, el alienígena se agachó y recogió una planta del suelo con su mano izquierda. Cuando finalmente llegó al punto exacto donde había flotado hacia el suelo, él hizo una señal con la mano y las dos columnas de luz amarilla reaparecieron. Y como su llegada, el ser comenzó a flotar lentamente subiendo hacia la nave. Una vez dentro del ovni, el alienígena volvió a sentarse con los demás. Finalmente la nave emitió un resplandor y voló silenciosamente hacia el este, difuminándose y luego se desapareció.




Sólo después de haber desaparecido la nave, los chicos corrieron dentro de la casa gritando y llamando a su madre. Doña María José, la madre de los chicos, se alarmó por la aparición de sus hijos aterrorizados y mandó a la chica a un bar cercano para conseguir a su marido, el Sr. Alcides Gualberto. Él, a su vez, vino inmediatamente a ver lo que había sucedido. El Sr. Alcides Gualberto encontró que había marcas pequeñas en forma de triángulo en el suelo del traspatio precisamente por el camino que los niños afirmaron que el alienígena cíclope había hecho. Los niños estaban muy asustados y se negaron a volver al traspatio por varios días.



FUENTE  AQUI

No hay comentarios:

Publicar un comentario