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domingo, 13 de noviembre de 2011

Pirámides en el triangulo de las Bermudas.

En el año 1970, el Ray Brown, dedicado a la medicina naturista y aficionado al buceo, realizó una expedición submarina con algunos amigos cerca de las Bahamas, en un área próxima a una gran fosa denominada La Lengua del Océano.

Durante una de las inmersiones, Brown se separó de sus compañeros, y al tratar de reunirse con ellos, vio de pronto una extraña pirámide que se divisaba contra la luz aguamarina. La pirámide estaba situada a unos 40 metros de profundidad, y medía unos 6 metros de altura, de los cuales solo 2 metros sobresalían de las arenas del lecho marino. Brown quedó sorprendido por éste espectáculo, particularmente porque la magestuosa arquitectura parecía estar recubierta de cristales, con apariencia de espejos en su superficie.

Al nadar alrededor de ésta inexplicable extructura descubrió un camino de entrada y decidió adentrarse a explorar. Al pasar a lo largo de un estrecho pasillo, Brown finalmente se encontró en una pequeña habitación rectangular con un techo interior en forma piramidal y a pesar de que no llevaba con sigo ninguna linterna pudo contemplar aquella la habitación por la iluminación propia de los reflejos del agua contra los cristales.

La atención de Brown se centró en una varilla metálica bronceada de unos seis o siete centímetros que colgaba hacia abajo del ápice del centro, estando su extremo sujeto a una gema roja de numerosas caras y que terminaba en punta. Directamente debajo de la varilla y de la gema, colocado en el medio de la habitación había un estrado de piedra tallada coronado por una placa de piedra con los extremos enrollados.

Sobre la placa descansaba un par de manos talladas de metal de color bronceado, de tamaño natural, que se veían ennegrecidas y quemadas, como si hubieran estado expuestas a un calor extremo. Acomodada entre las manos, y situada a unos quince centímetros directamente debajo de la gema de la varilla del techo, había una esfera de cristal de unos nueve centímetros de diámetro.

Brown intentó primero liberar la varilla del techo y la gema roja, pero ninguna se movió. Regresando a la esfera de cristal encontró que ésta se separaba fácilmente de las manos de bronce que la sostenían, y salió de la pirámide con ella. Al salir, Brown sintió una presencia, y escuchó una voz desde algún sitio diciéndole que no regresara nunca.

Temiendo que su inusual botín pudiera ser confiscado como un tesoro de salvamento por parte del gobierno de los EE. UU., el Dr. Brown no divulgó la existencia del extraño cristal o de sus experiencias hasta el año 1975, cuando exhibió el cristal por primera vez. El cristal pudo ser visto al menos unas diez veces, y en dichas oportunidades los testigos al ver la esfera han experimentado extraños fenómenos aparentemente relacionados con éste objeto.

Dentro de la esfera se pueden observar tres imágenes de pirámides, una frente a otra, en tamaños descendentes. Algunos, entrando en un estado meditativo de conciencia o de ondas cerebrales alfa, son capaces de ver claramente una cuarta pirámide, en un primer plano con respecto a las otras tres.

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