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miércoles, 14 de noviembre de 2012

Holografías – Extracto de Alien Cicatrix II




“La literatura representada demuestra claramente e indiscutiblemente que la meditación trascendental modifica los parámetros externos relativos al estado de los eventos que se refieren a la esfera Espacio-Tiempo-Energía, es decir, la realidad virtual.
Se cuenta también que existen casos de curación de personas que han meditado sobre su enfermedad y han visualizado, día tras día, la disgregación de la enfermedad: un clásico ejemplo de enfermedad trascendental que modifica lo que la ciencia actual no puede modificar. Muchos de los milagros, considerados así por la religión, no serían otra cosa que fuertes alteraciones de la probabilidad de que éstos tengan lugar en el futuro que son desviados por la “ola de voluntad”, quizás activada inconscientemente durante las meditaciones con fondo religioso.
El efecto masa sería fundamental, porque estas curaciones se obtendrían más fácilmente cuando es mucha la gente que “reza”, como ocurre durante algunas reuniones en masa de fanáticos religiosos.
Silvano Fuso, del Cicap, se expresa así:
Frente a la remisiones (de tumores incurables–nota del autor) espontáneas la ciencia no dispone actualmente de una explicación adecuada, pero esto no significa que la encontrará tampoco en el futuro. Es más, la de las remisiones espontáneas representa un gran desafío que podrá llevar a la ciencia a progresos notables. En el momento en el que se comprendieran las causas que provocan, por ejemplo, que un tumor manifieste una regresión espontánea, probablemente se conseguiría también encontrar una terapia adecuada. Esta, sin embargo, se limita a gritar el milagro de, seguramente, escasos contribuyentes, al bienestar de la colectividad. Las hipótesis más aplaudidas que la ciencia médica formula a propósito de las remisiones espontáneas están ligadas al funcionamiento del sistema inmunológico. Sin embargo los grandes progresos hechos en este campo, los mecanismos que determinan nuestras defensas inmunitarias son aún desconocidos. Particularmente, las relaciones que transcurren entre el sistema inmunológico y las condiciones psico-emotivas están, en gran medida, envueltas en el misterio. (E. Sternberg e P. Gold, “El cuerpo, la mente y la enfermedad”, en “Los fármacos: de la naturaleza a la biotecnología”, Los Cuadernos de la Ciencia, n. 102, Milano 1998). Que tales relaciones sean una realidad está finalmente demostrado más allá de cualquier duda.
También para la física cuántica las cosas comienzan a cuadrar en este sentido: en 1982 un equipo de investigación de la Universidad de Paris, dirigido por el físico Alain Aspect, condujo lo que podría revelarse el más importante experimento del siglo XX.
De hecho, Aspect y su equipo descubrieron que algunas partículas subatómicas, como los electrones, en determinadas condiciones son capaces de comunicarse instantáneamente una con la otra independientemente de la distancia que las separa, ya se trate de 10 metros o de 10 millones de kilómetros. Es como si cada partícula supiese exactamente que están haciendo las otras.
Este fenómeno puede ser explicado sólo de dos formas: o mediante la teoría de Einstein, que excluye la posibilidad de comunicaciones más veloces que la luz y considerada errónea, o bien con la teoría de que las partículas subatómicas se conectan no localmente.
Debido a que la mayor parte de los físicos niegan la posibilidad de fenómenos que sobrepasen la velocidad de la luz, la hipótesis más acreditada es que la de que el experimento de Aspect sea la prueba de que la unión entre las partículas subatómicas sea efectivamente de tipo no local.
Pero, ¿esto, … qué quiere decir?
Simplemente, que:

El Universo es un holograma
David Bohm, conocido físico de la Universidad de Londres recientemente desaparecido, sostenía que los descubrimientos de Aspect implicaban que la realidad objetiva no existe. Sin embargo su aparente solidez, el universo es en realidad un fantasma, un holograma gigantesco y espléndidamente detallado.
Holograma: las partes y el todo en una sola imagen.
Diversos niveles de conciencia, diversas realidades.
Bohm está convencido de que el motivo por el cual las partículas subatómicas permanecen en contacto independientemente de la distancia que las separa reside en el hecho de que esta separación es una ilusión.
Mantenía que, a un nivel cualquiera de realidad más profundo, tales partículas no son entidades individuales, sino extensiones de un mismo “organismo” fundamental. En un Universo holográfico incluso el tiempo y el espacio no serían más que los principios fundamentales. Debido a que conceptos como la localidad son infringidos en un Universo donde nada esta verdaderamente separado de lo demás, también el tiempo y el espacio tridimensional deberían ser interpretados como simples proyecciones de un sistema más complejo.
En su nivel más profundo, la realidad no es otra cosa que una suerte de superhologramas en los cuales el pasado, el presente y el futuro coexisten simultáneamente; esto implica que, disponiendo de los instrumentos apropiados, un día podremos entrar en aquel nivel pero, con las técnicas de hipnosis regresiva, ya lo estamos haciendo!

El doctor Pribram cree que los recuerdos no son almacenados en cada neurona individualmente o en pequeños grupos de neuronas, sino en los esquemas de los impulsos nerviosos que atraviesan todo el cerebro, como los esquemas de los rayos láser que atraviesan toda el área de un fragmento de película que contiene la imagen holográfica. Por tanto, el cerebro mismo funcionaría como un holograma y la teoría de Pribram explicaría también la forma en que este órgano puede contener tal cantidad de recuerdos en un espacio así de limitado. Ha sido calculado que el cerebro de nuestra especie tiene la capacidad de almacenar, durante la duración media de la vida, cerca de 10 millones de informaciones y se ha descubierto que también los hologramas poseen una sorprendente capacidad de memorizar, de hecho, simplemente cambiando la perspectiva desde la que dos rayos láser golpean una película fotográfica, se pueden acumular millones de informaciones en un sólo centímetro cúbico de espacio, e incluso relacionar ideas y decodificar frecuencias de todo tipo. También nuestra estupefacta capacidad para recuperar velozmente cualquier información del enorme almacén de nuestro cerebro resulta explicable más fácilmente, si se supone que éste funciona según los principios holográficos: no es necesario dar la vuelta a un gigantesco archivo alfabético cerebral, porque cada fragmento de información parece estar todavía instantáneamente relacionado a todos los demás: otra particularidad típica de los hologramas.
Aquellas que nosotros consideramos curaciones milagrosas podrían ser, en realidad, debidas a una mutación del estado de conciencia capaz de provocar cambios en el holograma corporal.
De la misma forma podría darse que algunas de las polémicas técnicas de curación alternativas como la visualización, resulten así de eficaces porque en el dominio holográfico del pensamiento las imágenes son en el fondo tan reales como la realidad: el mundo concreto es una tela blanca que espera a ser pintada. Incluso las visiones y otras experiencias de realidad no ordinaria pueden ser fácilmente explicadas si aceptamos las hipótesis de un universo holográfico.
En su libro Gifts of Unknown Things9, el biólogo Lyall Watson describe su encuentro con una chamana de Indonesia la cual, siguiendo una danza ritual, era capaz de hacer desaparecer instantáneamente un bosque entero de árboles. Watson refiere que, mientras el y otro atónito observador continuaban mirando la mujer hacía aparecer y desaparecer los árboles varias veces.
No quedaba otra, pues, que verificar si con la utilización de la Conciencia del alma, como la he definido precedentemente, se podía alterar la realidad virtual, eliminando las interferencias alienìgenas. Ya había visto que algunos ordenes post-hipnosis o algunas “visualizaciones mentales” conseguían eliminar los parásitos alienìgenas LUX, Seis Dedos y MAA, en algunos sujetos más predispuestos … al “parasitaje”.

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